«En el camino». TENDENCIAS DEL MERCADO DEL ARTE
Convertir camiones en lienzos en movimiento. Esta idea insólita se le ocurrió al mecenas español Jaime Colsa (Torrelavega, 1972), dueño de la empresa de transportes Palibex, movido por el deseo de que el arte sea accesible a todo el mundo. Si algo caracteriza a este ingeniero industrial (que acabó el MBA en el Instituto de Empresa como primero de su promoción y cuya compañía fue incluida por el Financial Times entre las 1.000 pymes europeas con un crecimiento más rápido) es su audaz visión de los negocios. Para singular iniciativa, bautizada como Truck Art Project, ha contado con la complicidad de una veintena de artista como Okuda, Marina Vargas, Abraham LaCalle, Ana Barriga o Javier Arce. Además de dirigir una empresa en plena expansión y seguir invirtiendo en su singular flota, a Colsa aún le queda tiempo para restaurar y personalizar Porsches y motos clásicas.
¿Cómo nace su amor por el arte?
Es curioso porque me gusta el arte desde muy joven, aunque en mi familia no eran aficionados. En mi época de estudiante tuve la suerte de trabajar para una galería en Santander para ganarme un dinero extra. El galerista era profesor mío de dibujo en el instituto y teníamos una buenísima relación. A través de esta primera experiencia laboral entre en contacto con artistas y descubrí un mundo apasionante.
Compró su primera obra en ARCO con apenas 16 años, pero ¿cuál ha sido la última adquisición?
Han sido dos, una obra de Abraham Lacalle y otra de Ana Barriga. La pieza de Lacalle, es un cuadro de gran formato (2x2m), titulado Caravana, y me gustó porque tiene el estilo propio de este artista, con mucho color y un trazo suelto. Es una escena inquietante ambientada en un bosque que pertenece a su última serie de paisajes. Ana Barriga, por su parte, es una joven artista gaditana que últimamente ha ganado muchos premios. Mi obra, Las Susurradoras, es un óleo con esmalte y spray sobre tela. Lo que me cautivó fue la forma tan libre que tiene de traducir la figura a a pintura y la interpretación que hace de la luz.
Usted se formó como ingeniero y hoy es un reconocido empresario del transporte. ¿Qué le ha aportado el arte a su vida? Tengo entendido que lleva a sus trabajadores a los museos pues considera que le arte «hace mejores a las personas».
El arte me ha aportado grandes momentos y muchas de las personas que me rodean han llegado a mi vida por él. Gracias a la Colección Palibex Creativa, posiblemente la colección de arte urbano privada más grande de España que está ubicada en nuestra sede en el polígono industrial de Villaverde, en Madrid, nuestros empleados pueden disfrutar del arte en su día a día. Además tenemos programas corporativos diseñados para que visiten museos y exposiciones. Antes que pensar en accionistas o clientes, mi principal interés es el bienestar de los empleados y, para ello, es básico que encuentren motivaciones para disfrutar de su trabajo y una de ellas puede ser, sin duda, el arte.
Una veintena de artistas han convertido camiones en lienzo en movimiento
¿Cómo surge la idea de intervenir camiones con arte contemporáneo?¿Cómo recibieron la propuesta los diferentes artista invitados?
Detecté una oportunidad para que el sector del transporte y la logística resultara más atractivo, acercándolo a nuevas audiencias. ¡Nuestro lema es Logistic the new sexy!. El primer artista con el que contactamos fue Okuda, en 2013, a quien ya conocía porque había pintado un mural en nuestra sede a beneficio de Movember. Le retamos a pintar uno de nuestros camiones para que su obra pudiera ser vista en movimiento. El resultado nos encantó y decidimos que estaría bien que todo tipo de artistas, no solo urbanos, pudieran intervenir nuestros camiones como si fueran lienzos. Lo verdaderamente original de este proyecto es que aborda al espectador de forma espontánea en la carretera reivindicando un arte para todos, no solo para una minoría.
Los artistas tienen máxima libertad creativa pero el proceso de trabajo presenta algunos condicionamientos…
El mayor viene dado por el soporte tan grande y por su carácter efímero. Los artistas están acostumbrados a exponer en galerías y museos, donde el formato es mucho más pequeño y la obra tiene un mantenimiento más fácil que si está destinada a permanecer a la intemperie. Al pintar un camión que hace rutas diarias por carretera, tienen que pensar en el movimiento que va a tener la obra y en su mejor forma de conservación. El plazo de ejecución varía según el autor, pero suelen dedicar unos tres o cuatro días.
¿Cómo es el mantenimiento de estos cuadros en movimiento?
Lo bueno es que los tratamientos que se están aplicando evitan el desgaste de las pinturas y prolongan su duración hasta los diez o doce años. Además, aunque son obras efímeras, estamos documentando todos los camiones para mantener vivo su legado.
Quiero acercar el arte a nuevas audiencias
Un proyecto tan singular le habrá dejado muchas anécdotas.
Recuerdo que uno de nuestros conductores llegó a creer que el camión había sufrido un acto vandálico cuando lo vio pintado; después, tras ver la reacción tan positiva de la gente por la carretera se sintió muy orgulloso de llevar una obra de arte. Incluso se paraba a dar explicaciones sobre su significado.
Ya se han intervenido 25 camiones ¿qué presupuesto ha destinado?
La inversión realizada hasta el momento ronda los 350.000 euros, lo que supone un enorme esfuerzo de mecenazgo. Aunque al principio nos fijamos un límite de 100 camiones creemos que cuantos más haya mejor.
¿Qué tipo de obras tiene en su casa?
Mi colección particular no es muy grande, ronda las 80 obras, de artistas como Abraham Lacalle, Marina Vargas, Carlos Aires, Kepa Garraza, Eugenio Merino, Okuda o Fernando Martin Godoy. También tengo trabajos de autores extranjeros como Gilbert & George o Thomas Ruff. El único hilo conductor es que son de artistas con los que tengo relación. Me gusta conocer a su creador y saber qué se esconde detrás de cada obra.
¿Podría evocar algunos de esos momentos especiales vividos con artistas?
Me acuerdo, por ejemplo, de cuando Santiago Ydañez pintó uno de nuestros camiones en un espacio público, la Plaza Porticada de Santander. Siempre me ha llamado la atención la rapidez con la que ejecuta sus obras, sin embargo, aquel día hacía tanto calor en la calle que no podía avanzar al ritmo previsto y tuvo que hacer el triple de esfuerzo para acabar la obra. A pesar de ello, no perdió la sonrisa en ningún momento. También recuerdo la intervención de Marina Vargas. Ella había hecho un boceto previo de la obra y tenía previsto tardar dos o tres días en pintarla pero, cuando estuvo delante del camión y se enfrentó a su gran tamaño, fue consciente de que el reto era mucho mayor. Hay que tener en cuenta que ella está acostumbrada a cuidar cada pequeño detalle, incluso utilizando rotuladores y esmalte de uñas. Al final, en vez de pintar la obra en un fin de semana, le dedicó dos semanas enteras. Y de ahí surgió una gran amistad.
¿Hay algún coleccionista que sea un referente para usted?
Destacaría la labor de Jaime Sordo al frente de la Asociación 9915, dando voz y visibilidad a los coleccionistas privados de España. Su colección Los Bragales es un ejemplo de cómo gestionar y promocionar el arte y compartirlo con todo el mundo. Por otra parte, la colección MER, de Marcos Martín y Elena Rueda, es mi mejor modelo.
Aparte del arte contemporáneo, ¿qué otro tipo de proyectos le inspiran?
He participado en la producción de un disco con Menai y Nacho Mastretta porque son amigos y me gusta apoyarles, pero es un hecho aislado. También he producido un cortometraje titulado Europa de Miguel Angel Pérez Blanco.
¿Qué dice su colección de su personalidad?
Más que la colección en sí misma, creo que mi forma de entender el arte revela que soy una persona entusiasta a la que le gusta innovar, trabajar en equipo y compartir proyectos.