«Arte sobre ruedas». LA RAZÓN
Por Pedro del Corral. Imágenes: Truck Art Project
Aquel 16 de julio, Alberto se levantó al filo de las ocho de la mañana. Estaba más nervioso de lo habitual. Se tiró de la cama de un salto, cogió su taleguita del colegio y fue en busca de sus padres. Aún estaban durmiendo, pero no podía esperar más. La ocasión lo merecía: era la primera vez que salían los tres de vacaciones. Se subió a su cama, quitó las sábanas y empezó a gritar: “Vamos, vamos”. En menos de un hora, Javier, Laura y su hijo de nueve años estaban sentados en el coche, con la música bien alta y la sombrilla esperando en el maletero. Posiblemente, serían las cuatro horas más largas de su vida, pero las aguantaría si con eso podía bañarse en el mar ese mismo día. A poco más de 40 minutos de su destino, la familia se topó con una retención de varios kilómetros. Los conductores pitaban, los acompañantes gritaban. El sol de mediodía hacía estragos en una carretera en la que no quedaba ningún hueco a la sombra. El pequeño y sus padres formaban parte de ese grupo de suertudos que no agonizaban por el calor: un enorme camión les tapaba. Sin embargo, no era un furgón normal. No tenía ese color blanco roto, ensuciado por el viento. Parecía una obra de arte, llena de rojos y azules, con trazos muy marcados. Estuvieron observándolo hasta que reanudaron la marcha. No solo era la primera vez que Alberto viajaba a la playa, sino también la primera que veía algo tan bonito. No pudo evitar hablar de sus colores, sus formas y sus dimensiones durante el resto del camino.
Aquel mural sobre ruedas no era un caso aislado. Truck Art Project es una iniciativa cultural que convierte a los camiones en lienzos móviles de reconocidos artistas de vanguardia, con el fin de sacar el arte de las galerías y llevarlo a la calle para que el espectador se lo encuentre por sorpresa en las carreteras. “Es un proyecto filantrópico y de mecenazgo artístico”, asegura Jaime Colsa, su fundador. “El objetivo es fomentar la creación, lo que conlleva una cuidada selección de las obras por parte de varios comisarios”. Ahí se encuentran artistas de trayectoria internacional como Okuda San Miguel, SUSO33, Javier Arce, Carlos Aires, Celia Macías, Remed y Aryz, entre otros. “El conocimiento debe ser más accesible para todo el mundo”, añade Colsa sobre este proyecto que nació en 2013 y se inauguró en Arco 2016. Y precisamente ahí es donde encuentra su razón de ser: “El arte contemporáneo tiene que dejar de ser un territorio exclusivo de una minoría”. Para conseguirlo, ya cuenta con 27 camiones intervenidos que recorren toda la geografía española y que facilitan el acceso a la cultura en lugares ajenos al circuito habitual. “Es una forma excelente de difundirla”, explica Jaime Rodríguez, uno de los transportistas. “Cuando paro para descargar o descansar, varios curiosos se acercan y me preguntan. Yo me encargo de explicarles el significado de la obra”.
HEMORRAGIAS DE COLOR
En cada viaje, recorre una distancia media de 700 kilómetros, lo que atrae infinidad de miradas a la creación pictórica que transporta. En su caso, lleva todo tipo de mercancías, la mayoría destinadas al consumo. Pero quizá, la más preciada sea la artística. “Mostrársela a un público que no la está buscando, genera mucho interés”, añade. Así hay diseños que simulan personas, escudos o paisajes. Otros que reflejan mensajes, muñecos o animales. En el de la pintora andaluza Ana Barriga, por ejemplo, se muestran dos platos sobre un mantel que cubre una mesa. “El resultado recuerda a un muñeco extasiado ya otro felizmente abstraído”, explica la artista. Para ella, intervenir un camión es un desafío. No solo por el reto que representa la dimensión del vehículo-de hasta 16 metros, sino también por la dificultad de crear una obra bidimensional concebida para ser contemplada en movimiento. “Intenté adaptarme al soporte sin cambiar mi forma de entender la pintura: respirar hondo y con una gran sonrisa fue fundamental para impedir que la envergadura del proyecto sobrepasase mis limites”, recuerda Barriga, que acaba de exponer sus Muñecas bravas en ArteSantander 2018. “Me mentalicé en eso de que el tamaño no importa y funcionó. Aunque ahora, terminado el trabajo, tengo que reconocer que sí que importa”.
Su proceso de creación fue salvaje. Contaba con tres días para ejecutar la obra, así que la empezó una vez tenía todo controlado. “Cuando me situé frente al camión, expectativa y realidad se confrontaron y todos mis planes se derrumbaron. Volvía ser consciente de que, por mucho que queramos gobernar el proceso pictórico, la pintura siempre se resiste y, a veces, consigue dominarnos con independencia del soporte que estemos utilizando”. Sobre una grúa móvil disfrutó de la libertad del movimiento ante el formato gigante. Fueron jornadas en las que optó por realizar dibujos aleatorios con spray, óleos y esmaltes. Desde su prisma personal vislumbra un lenguaje naïf con composiciones cargadas de identidad. Desde el del espectador, hemorragias de color, en las que formas y expresiones de gran lirismo consagran cada una de estas metamorfosis industriales. La única norma es que en las lonas no aparezca el nombre de una empresa con letras sobrias, un logotipo o una imagen comercial. De esta forma, estos armatostes de metal se convierten en grandes paneles sobre ruedas, preparados para circular y parar en ciudades, pueblos, semáforos, dobles filas y estaciones de servicio. Obras casi vivientes que se rodean de asombros y difunden la realidad que las adorna. Por eso, la meta más cercana es alcanzar los cien camiones.
“La naturaleza de la imagen figurativa e inteligible invita a fijar la vista, pensar, identificar y conectar con esa otra de carácter oculto, que despierta en el espectador un efecto de descubrimiento lúdico y le invita a entrar en el juego”, concluye esta pintora sobre su trabajo y el de sus compañeros, cuya ruta puede seguirse a través de la redes sociales y la página web de Truck Art Project. “Esta idea es un claro ejemplo de innovación, de primeras veces en los formatos de movilidad y expansión. Consigue llevar una experiencia tan radical a gente que no la tiene entre sus prioridades”. En definitiva, una tendencia desacomplejada de estereotipos que sale a la calle y agita los sentidos de forma altruista para recordar la versatilidad del arte: No hay fronteras.