Jaime Colsa, Director de Truck Art Project
Javier Díaz-Guardiola, mecenazgo sobre ruedas
Jaime Colsa (Cantabria, 1972), promotor de Truck Art Project, es un empresario español (fundador y CEO de la empresa de transporte Palibex), coleccionista y aficionado al arte contemporáneo, y al que le atraen distintas áreas de la cultura, desde la música, el teatro o la creación urbana. Es fácil conversar con él porque, por encima de los cargos y las responsabilidades, es un hombre cercano, de conversación cálida. Colsa se define como “un sujeto activo e inquieto”, lo que nosotros podemos traducir como un valiente emprendedor, aunque él mismo tenga reparos y albergue la sensación de que el término se le queda grande cuando de su implicación con la creación artística se refiere.
Me gusta disfrutar de los procesos creativos y de lo que hacen los artistas
Y lo es no sólo por su propia colección, que le vincula ya con firmeza al ámbito del arte contemporáneo, sino también por su labor como productor, que ha dado pie a la consolidación de los más variados proyectos: “ No me considero un artista –me señala-, pero me gusta disfrutar de los procesos creativos y de lo que hacen los artistas. En ese sentido, me atrae fisgar, experimentar”. De esta manera, en alguna ocasión ha actuado como productor a pequeña escala, ayudando a grupos musicales y artistas plásticos, una implicación que, en sus palabras, le permite aprender: “Aprender cómo funciona determinado contexto cultural, qué necesidades tienen sus agentes o cuáles son las necesidades del sector”.
Y todo ello se hace siempre, cosa que le honra, sin ánimo de lucro: “Siendo más joven, mi mentalidad empresarial me empujaba a intentar sacar beneficio de todo lo que hacía. Ahora tengo 43 años y me he dado cuenta de que uno no puede mantener la mentalidad que defiende para lo que es su profesión en otras facetas de su vida. He descubierto que mi trabajo en la empresa es lo que me ayuda a mantenerme, a generar ingresos, para poder disfrutar así del resto de actividades en las que participo”.
Su relación con los artistas a los que modestamente ayuda o con los que colabora es sincera y real, sin intervenir en los procesos. En los últimos años ha respaldado el rodaje de un par de cortos, la elaboración de grandes murales de arte urbano o la producción de exposiciones de artistas, que “contaban con buenas ideas pero a los que les faltaba dinero”: “Desde que tengo uso de razón o un euro en el bolsillo me gusta participar en proyectos de micromecenazgo. Ahora mi capacidad para hacerlo es mayor, por lo que tiendo a retos más ambiciosos”.
Truck Art Project es la fórmula alternativa puesta en marcha por Colsa para seguir “coleccionando” arte, aunque por otras vías y aunque el empresario sea consciente de que al final nunca será el propietario de lo que ahora ayuda a levantar. Pero si nos centramos en su colección real, el suyo, en su opinión, es un conjunto modesto, iniciado cuando el cántabro realizó su primera compra con tan solo 16 años: “Fue en ARCO –explica–, y el valor de lo que compré, 12.000 pesetas de entonces, era lo de menos, aunque para un muchacho de mi edad suponía sacrificar algunas cosas. Esa serigrafía de un artista checo que adquirí tiene un gran valor sentimental para mí, pues fue el inicio de todo, un pulso”. Colsa recuerda además con cariño cómo en su formación como coleccionista ha jugado siempre un papel capital su implicación con 9915 y su amistad con otro cántabro emprendedor, Jaime Sordo, presidente de esta fructífera asociación de coleccionistas en España.
Su colección ha pasado diferentes etapas y, en los últimos tres o cuatro años, coincidiendo con el desarrollo y despliegue de su actual proyecto empresarial, ha crecido y unificado su discurso: “Ahora paso más tiempo en Madrid, mejor relacionado, y con mayor capacidad económica para comprar. La mía no es una colección pensada para invertir, sino que nace de mis gustos personales, de mis experiencias y de mis propias sensaciones. El conjunto se nutre sobre todo de pintura, aunque también hay ejemplos de otras disciplinas. De hecho, una de las últimas incorporaciones que he realizado es una fotografía de Sonia Higuera que adquirí en ArteSantander”.
Las apuestas más recientes de este joven coleccionista denotan un determinado mensaje político y social: “En este sentido, ha habido un desplazamiento entre mis inicios, en los que me llamaban la atención los grandes nombres reconocibles por todos (Tàpies o Chillida), y el presente. Ahora, ese arte de finales del siglo XX me ha dejado de interesar para volcarme en la creación más contemporánea, aquella con la que convivo y que habla de temas que me afectan”. Algunos nombres de ese conjunto, como los de Abraham Lacalle, Javier Arce, Javier Calleja, Carlos Aires o Marina Vargas, saltan a Truck Art Project. Junto a ellos, ejemplos de Manuel León, Kepa Garraza o Rafael Macarrón, por citar algunos nombres. “Prevalece el arte español, el arte joven pero no emergente o desconocido, y huyo del efectismo. Valoro las trayectorias, el que haya un concepto detrás, pero no únicamente eso. La situación de indignación política y social que estamos viviendo en los últimos años, en mi opinión, tiene que trasladarse y reflejarse en el arte. Los mensajes de Javi Calleja o Kepa Garraza, colgados de mis paredes, hablan por mí. Sobre todo, si esa pared es de un despacho. Eso me genera cierta adrenalina”.
Truck Art Project se inserta así en la apuesta por el arte contemporáneo de su promotor que, en un nuevo capítulo de su actividad como mecenas, demuestra que otra manera de promover la creación actual y de disfrutar de ella es posible.